lunes, 27 de noviembre de 2017

Isla de pájaros

el mundo de los pájaros
es, sobre todo audible

trazan un territorio
imposible de medir
en distancias
que se esconden a la vista
como los pájaros y los animales en la isla,
trazan los territorios
que a nosotros, humanos
se nos escapan
porque necesitamos ver
para conquistar
que es lo mismo, que decir, para creer
en cambio
si dijéramos
para ser parte
deberíamos pronunciar la palabra,
escuchar
y la escucha no conquista
no se apropia
no mata
en todo caso
resiste la vida
de las especies que vuelan
o se arrastran
o andan
sin la intención de matar porque sí

la escucha también puede salvar,
como el pájaro
que logra encontrar la corriente del viento
que lo transporta, planeando sobre el río,
leve y urgente como una ambulancia
para llegar a ese sitio preciso
del grito
en la distancia
imposible de calcular,
el grito
que puede ser
un llamado
o un pedido.

un canto para llamar
a quien necesitamos cerca
eso sucede
en el territorio
donde habitan los pájaros
o las especies que vuelan
que no tienen el límite de los ojos
para estar sensibles a las otras vidas
de la isla


esa otra margen del río,
territorio de lo inmenso
donde habita lo que se esconde.



Foto: Julia Tatarchenko


Federico Cappadoro
Nací en 1983, pero recién hace unos meses empecé a asistir al taller de escritura "El otro lado de las cosas", donde me divierto y disfruto de la literatura que allí nace y se disemina semana a semana. 

lunes, 6 de noviembre de 2017

Carta de amor

Cada domingo cuando bajaba al patio y me esperabas con un ramo de rúcula me daba cuenta. O quizás era al revés, da lo mismo. Todavía me acuerdo de tu mirada fija en mí la primera noche y la pielcita levantada de tus dedos. También de algunos olores, el del Citroën, el del piso de madera y ese perfume de mujer que usabas. Lo agudo de tu risa.
El olor a marihuana y el mareo del tocadiscos. De vos me quedaron todas las dudas.
¿De mí que te queda, mis noches de llanto, mis hombres secundarios?

¿Te acordás de la mañana del caballo comiendo pasto? ¡Abrimos los postigos y estaba ahí! Tenía tus mismos colores. ¿Y cuándo hicimos el amor con la película de Sandro de fondo?
El día que bailamos el vals de los Clash. Por favor, acordáte de eso. Acordáte de mí en la playa con el viento entre los rulos, de mí cruzando en tu esquina con el vestido a rayas; acordáte del día en que te besé feliz porque me regalaste un árbol origami hecho de partituras, era mi cumpleaños. Acordáte de cómo entraba el sol la primera vez que estuvimos cerca. De cómo me gustaba eso de las cuatro cucharadas de café y todo leche. De cómo no pudimos ocultarnos más de tu mamá cuando se murió Néstor Kirchner.

No te olvides de mí besándote, acurrucándome en vos abajo del acolchado blanco de lana.
De cuando me dijiste que querías mis hijos pero que me querías a mí. No te olvides. Pensá en mí cuando vuelvas a freír una flor de zapallo, cuando una mariposa parezca quebrarse o cuando te tires en el piso fresco de la galería.

Si querés saberlo, yo pienso en vos cuando escucho un bolero, cuando el agua se hunde en el saquito de té, cuando me pongo mi camisón con la lengua de los Stones. Pienso en vos cuando veo una madera clavada en la tierra y cuando el tono de un rojo es igual al del Campari. Cuando apago el televisor también. Siempre en cctubre y en navidad pero, sinceramente, no me acuerdo tu fecha de cumpleaños.



Foto: Kamil Bialus


Manuela Rímoli
Nació en Campana un 24 de Diciembre de 1990. En variación constante canta cada vez que su espíritu pide soltarse. Ahora busca contradicciones y coincidencias escribiendo.