miércoles, 13 de diciembre de 2017

La religiosa

4.
Papá agarra el bolso de karate
mi hermana se larga a llorar
la cara contra el mosquitero.
El bolso parece de viaje
como para ir a vivir a otro lado,
le repito que es de karate.
Papá atraviesa la puerta vaivén
si hubiera mirado para atrás
estaba la cara cuadriculada de mi hermana
que no sabe mentir.
Los padres de la familia
repiten los movimientos,
la herencia del cuerpo.

Nos preparamos con mi hermana porque a las doce van a pasar el video de la mano azul, blue savana song que es el puesto número uno. En el video todo el tiempo hay una mano azul que viaja por el mundo y toca el pecho y la cara de un chico rubio. La barra de jabón odex también es azul, saca la grasa que trae mi papá en las manos de estar con los motores, nos pintamos las manos con odex y damos vueltas por la manzana. Papá también trae barro y lo mete en la casa, el piso de cerámica beige es muy delicado y deja ver el barro que tiene la forma de la suela de las zapatillas. Barro redondeado, líneas finitas y gruesas que se desparraman como lombrices. Corremos con las manos azules que viajan y cantan, blue savana song, el desierto azul está cerca, hay que atravesar estas cuadras y ya llega, le digo a mi hermana. También hay unos ángeles dorados que el chico del video se pega en el cuerpo, ángeles bebé sobre un fondo blanco mientras el chico rubio baila y se corona con laureles como Jesús en la cruz, pero sin sufrimiento, todos bailan y patean hojas secas. Mientras, las manos pintan todo y ya no queda nada que no sea azul.
Ayer Betsabet nos pidió que vayamos al fondo, a la huerta. Que estamos ruidosos, faltando el respeto y que necesitamos contemplar, así dijo, la naturaleza, las plantas que crecen ante nuestros ojos. Cuando comenzamos a caminar para la huerta me acerqué y le pregunté qué era contemplar. Observar con atención, con tanta atención que ese mismo acto pueda templar el espíritu, volverlo manso, así dijo. No contesté nada, entendí que tenía que mirar hasta domarme, mirar la huerta y nada más, el crecimiento, el tiempo que pasa y así ya llega fin de año y los actos. Las maestras se pintan los labios y dejan una marquita de beso en el cachete, se leen palabras que nos alientan a seguir, las hermanas no participan, se quedan al costado mirando. Me parece que tanta esperanza las abruma. Betsabet resalta del grupo de hermanitas, nos mira ensoñada y sonríe, brillante.   

(Fragmento de La religiosa, serie en proceso)


Ph: Aaron Canipe

Silvina Bernabé
Licenciada y Profesora en Artes (UBA). Nació en Berazategui, muy cerca de la ruta 2 y desde chica comenzó a estudiar teatro porque se aburría en la escuela. Sueña con viajar bien al norte en temporada de auroras boreales y pedir un deseo.


domingo, 3 de diciembre de 2017

Aprendizaje

Apenas la dejé sentada sobre las piedras de la playa, manoteó una chiquita, que cabía toda en su mano. Las piernas, al borde del agua fría.
Unos metros más allá esas piedras se perdían en el fondo, que por transparente viraba al azul profundo.
El peso de su cabeza la bamboleaba y le hacía perder el equilibrio. Puse la palma de mi mano en su espalda para que no cayera hacia atrás. La inestabilidad seguía. Entonces apoyé mi otra mano sobre sus piernitas, sosteniéndolas pegadas al piso. Ahí sentí que ella descubría el control de su músculo abdominal y quedaba erguida. Y yo, que podía sacar la mano que custodiaba su espalda.


Así, en un instante, aprendimos que ya era hora de sentarnos a la par. Solo para mirar el lago.


Era Febrero de 2017 y Giovanna, de ocho meses de edad, pasaba sus primeras vacaciones. Fue en Meliquina, en tierras donde vivió Valentín Sayhueque, el último gran Lonko de los Huiliches.



Ph. Luca Tombolini


Miguel Politi
Sigo buscando las formas y los modos. La búsqueda de la palabra es la tarea. Sigo el curso en una nave que me ofrece el desafío.
Más acá del horizonte, está el placer del viaje.